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¿Qué es la música? Y por qué un alien probablemente apagaría a Chuck Berry

¿Qué es la música? Y por qué un alien probablemente apagaría a Chuck Berry


El disco dorado… ¿y si nadie lo entiende?


En 1977, la NASA tuvo un ataque de optimismo galáctico y lanzó las sondas Voyager I y II al espacio con un mensaje para quien las encontrara.


¿Qué llevaban? Un disco de oro.


Literal: un vinilo interestelar con saludos en 56 idiomas, sonidos de la Tierra (lluvia, besos, trenes) y una selección musical curada por humanos para humanos: Bach, Mozart, Beethoven, Stravinsky, Chuck Berry, y sí… El Cascabel de Lorenzo Barcelata.


Un “Greatest Hits” planetario lanzado a ciegas al universo.


Y si alguien allá afuera llega a encontrarlo… ¿entenderá algo?


Piénsalo bien. Si ni nosotros entendemos del todo la música de otras culturas humanas… ¿qué chances tiene un alien con oído de insecto para entender a Chuck Berry?


que es la musica Fuzz Media Columna

El “idioma universal”... para algunos


Nos encanta decir que la música es un lenguaje universal. Que traspasa idiomas. Que emociona igual a un alemán, un mexicano y un etíope. Pero la verdad es: eso solo funciona si tienes una historia compartida. O si eres humano.


Ni siquiera otras especies de este planeta entienden la música como nosotros. Algunos pájaros pueden imitar melodías, sí. Algunos elefantes sienten ritmo. Pero ningún animal combina melodía, armonía y estructura como lo hacemos nosotros. Y eso no es poesía: es evolución.


El sonido fue nuestro primer lenguaje. Antes de escribir, dibujar o hablar: hacíamos ruido para sobrevivir. Gritos, chasquidos, percusiones. Por eso nuestro cuerpo reacciona a ciertos sonidos. Cuando el bajo truena en un concierto, no solo es hype… es memoria genética. Es el eco de un depredador acechando.


Pero aún entre humanos, no todos escuchan la música igual…


Vivir sin música: el caso de D.L.


¿Te imaginas vivir toda tu vida sin poder escuchar la música como los demás?


Oliver Sacks, en su libro Musicophilia, narra el caso real de una mujer llamada D.L., que vivió exactamente eso. Tenía 66 años. Inteligente. Funcional. Con una vida normal. Excepto por un detalle: jamás había sentido nada al escuchar música.


De niña, en preescolar, los niños debían cantar sus nombres. Ella no entendía qué significaba “cantar”. En clases de música, escuchaba piezas que para otros eran “hermosas” o “emotivas”. Para ella, eran ruido.Literalmente: “Si tiraras todas las ollas y sartenes al suelo en mi cocina, eso es lo que escucho”, decía.


Su padre trató de ayudarla repitiendo los discos una y otra vez.


Nada.


La música no entraba.


Y no era que no quisiera.


Es que no podía.


Con el tiempo descubrió que no era un problema psicológico, sino neurológico: sufría de amusia, una condición que afecta al 1.5% de la población y que impide percibir aspectos básicos de la música como melodía o tono. Puede ser hereditaria o causada por una lesión cerebral. Para D.L., el sonido no era arte. Era agresión. Algunas óperas le parecían gritos. Los conciertos, una tortura.


Cuando descubrió que su condición tenía un nombre, sintió alivio.


Finalmente, podía decir con razón por qué evitaba bodas, conciertos o eventos musicales… y no sentirse culpable.


Ahora, piensa en esto: si un ser humano puede vivir sin entender la música, ¿por qué asumimos que un alienígena sí lo haría?


Disco de Oro del Voyager Fuzz Media
Disco de Oro del Voyager

Música: ¿ruido organizado o placebo emocional?


Para Edgar Varèse, la música era solo sonido organizado. Leonard Bernstein decía que no significa nada. Que tú le das el sentido. Y ambos tienen razón.


La música no es un idioma universal. Es un lenguaje aprendido. ¿No lo crees? Escucha música balinesa. Para ti suena feliz, brillante. Para ellos es música fúnebre. Se toca en cremaciones.


O pon Threnody for the Victims of Hiroshima de Penderecki. Suena como la escena más intensa de una peli de terror. Pero fue escrita como homenaje a las víctimas de la bomba atómica. Si tú no sabes eso… ¿la pieza sigue teniendo el mismo significado?


No. Pero sigue teniendo impacto.


La música se filtra por tu memoria, tu educación, tus películas favoritas, tus traumas. No es lo que dice: es lo que te activa.


Desde la panza: música antes de tener memoria


Antes de nacer, ya estás escuchando. El estómago de tu mamá vibra con cada canción. Si ella sonríe con una rola, tú lo sientes. Químicamente.


Y así comienza tu diccionario sonoro.


Por eso hay canciones que te hacen llorar sin razón. Porque  las codificaste así desde antes de entenderlas. Y por eso, también, la música clásica puede parecerte ajena, aburrida o inútil. Porque no hablas ese idioma.


No es tu culpa. Es como querer leer poesía rusa sin haber aprendido el alfabeto cirílico.


Puedes apreciar la estructura… pero no conectar.


Y si un alien le da play…


Entonces vamos directo al punto: ¿un alienígena se emocionaría con la Quinta Sinfonía de Beethoven?


No.


¿Le darían ganas de saltar con Johnny B. Goode?


Cero.


Para que un ser de otro planeta sienta nuestra música, tendría que haber pasado por un proceso evolutivo casi idéntico: estructuras auditivas, un lenguaje sonoro, asociaciones emocionales. Toda una historia paralela. Y las probabilidades de eso son, honestamente, ridículas.


Lo más probable es que lo escuchen como interferencia. O peor… como un grito de guerra. Y si no lo entienden… ¿quién dice que no lo toman como amenaza?


Tal vez el sonido que  tenga sentido para ellos sea el de una lluvia. Porque aunque no sean “música”, ese sonido probablemente sí existe en más lugares del universo.


No es para todos. Pero es para ti.


La música no es universal. Pero sí es personal. No está diseñada para los extraterrestres. Ni para los perros. Ni para el 1.5% que sufre de amusia.


Está hecha para ti. Para los que lloran con Nina Simone. Para los que se pierden con Pink Floyd. Para los que sienten electricidad cuando suena el bajo de Feel Good Inc.


No es un idioma perfecto. Es un código emocional. Un lenguaje que aprendiste sin querer. Y aunque un alien no entienda qué demonios es un acorde mayor… tú sí sabes lo que sientes cuando suena.


Y eso, hermano, hermana… eso basta.


¿Te gustó esta columna? Compártela con ese amigo que dice que el reggaetón no es música. O mándasela a tu ex.Y si conoces un alien, pues… ahí está el link.

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